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La Feria de las Alasitas es mucho más que un evento comercial; es una celebración vibrante y espiritual profundamente enraizada en la cultura andina.
Cada 24 de enero, la ciudad de La Paz se viste de colores, sonidos y aromas para celebrar esta festividad dedicada al Ekeko, el dios de la abundancia y la prosperidad.
Sin embargo, sus orígenes y evolución a lo largo del tiempo nos narran una historia fascinante de sincretismo cultural, resistencia y esperanza.
Origen de la Feria de las Alasitas: Entre el Mito y la Historia
La palabra “Alasita” proviene del Aymara y significa “Cómprame”.
Su historia se remonta a épocas precolombinas, cuando los pueblos andinos realizaban rituales en honor a deidades relacionadas con la fertilidad y la prosperidad.
El Ekeko, un pequeño dios con una sonrisa pícara y una barriga prominente, era la figura central de estos rituales.
Originalmente, las ofrendas no consistían en miniaturas, sino en productos reales, como alimentos o textiles, entregados para asegurar una buena cosecha y bienestar en el hogar.
Con la llegada de los colonizadores españoles en el siglo XVI, la festividad no desapareció, sino que se transformó.
El sincretismo entre las creencias andinas y las influencias cristianas dio lugar a una celebración donde se bendecían miniaturas de bienes materiales, una práctica que persiste hasta el día de hoy.
Cuenta una leyenda popular que el Ekeko salvó a una familia durante una época de hambruna. Se dice que, al recibir pequeños regalos y mantenerlo en casa, este dios milagroso llenaba el hogar de alimentos y riquezas.
Desde entonces, las miniaturas se convirtieron en la herramienta simbólica para invocar sus favores.
La Feria en La Paz: Un Mundo en Miniatura
Imagínate caminar por las calles de La Paz y encontrarte con un mundo en miniatura. Eso es la Feria de las Alasitas.
Cada esquina está repleta de puestos donde se venden diminutas versiones de bienes que representan deseos y sueños: pequeñas casas, automóviles, dinero, títulos universitarios, alimentos, y hasta maletas llenas de dólares.
El ambiente es un festín sensorial:
- Colores: los brillantes amarillos, rojos y verdes de las miniaturas contrastan con las montañas grises que rodean la ciudad.
- Sonidos: el bullicio de los vendedores, las risas de los niños y los músicos ambulantes que tocan melodías andinas con sikus y quenas.
- Aromas: el olor dulce del api caliente (una bebida de maíz morado) se mezcla con el de las tradicionales técnicas y las mesas de incienso donde se bendicen las compras.
Los Yatiris (chamanes andinos), juegan un papel crucial. Ellos bendicen las miniaturas con rezos y sahumerios, invocando al Ekeko para que convierta estos pequeños objetos en realidad.
El Ekeko: El Dios de la Abundancia
El Ekeko es la figura más emblemática de la feria. Suele representarse como un hombre pequeño, sonriente, con ropa tradicional andina y cargado de regalos en su espalda.
Según la tradición, el Ekeko debe recibir un cigarro encendido, pues “él fuma”, y esto lo mantiene contento para traer prosperidad al hogar.
En las casas paceñas, es común ver al Ekeko colocado en un rincón especial, rodeado de las miniaturas bendecidas.
No es solo una figura decorativa; para muchas familias, representa la esperanza de cumplir metas y sueños a lo largo del año.
Alasitas en la Actualidad: Tradición Viva
Aunque la feria tiene sus raíces en La Paz, su popularidad se ha extendido a otras ciudades de Bolivia en menor medida, pero con un constante crecimiento.
Hoy en día, la Feria de las Alasitas no solo celebra las tradiciones ancestrales, sino que también refleja la modernidad y las aspiraciones actuales.
Por ejemplo:
- Las miniaturas ahora incluyen smartphones, laptops y autos de lujo, que simbolizan las nuevas metas de una sociedad en constante cambio.
- Se han incorporado títulos universitarios y certificados profesionales, reflejando el sueño de acceder a la educación superior y el éxito profesional.
- El evento también impulsa la economía local, atrayendo a miles de visitantes nacionales e internacionales.
La UNESCO reconoció en 2017 la Feria de las Alasitas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su valor como una expresión viva de las creencias y tradiciones andinas.
Sueños en Miniatura, Esperanza en Grande
La Feria de las Alasitas es un reflejo de la identidad boliviana: una mezcla de tradición y modernidad, espiritualidad y comercio, sueño y realidad.
Es una ocasión donde, por un momento, el tiempo parece detenerse para permitir que las personas sueñen en grande a través de pequeñas representaciones de sus anhelos.
Caminar por la feria es más que una experiencia cultural; es una invitación a creer en la posibilidad de transformar lo pequeño en algo significativo, de construir un futuro lleno de abundancia con la bendición del Ekeko y la energía de las tradiciones andinas.
Ya sea por fe, costumbre o simplemente por alegría, la Feria de las Alasitas sigue siendo un espacio donde los sueños cobran vida, recordándonos que en cada miniatura reside la esperanza de un año mejor.